IVA, un impuesto de flujo.

Hace unos días, un senador propuso una disminución en el Impuesto al Valor Agregado como medida de apoyo contra los estragos de la contingencia de este 2020. La propuesta indicaba que la disminución consistiría en un cambio en la tasa del 16% al 10% durante un periodo de seis meses. Senadores de otros partidos comentaron estar de acuerdo, incluso hubo quien proponía que no sea por seis meses, sino por tiempo indefinido.

Impuesto al Valor Agragado, el efecto financiero.

El IVA tiene la función de hacer contribuir al gasto público a aquellos que tal vez no estén en el sector formal, de hecho para los efectos en nuestro país de la elusión y evasión, sin importar que las personas estén o no dentro del sector formal, indirectamente contribuyen con este impuesto al consumir los bienes gravados, por lo tanto, es de suma importancia para que el gobierno pueda recaudar.

Entonces debemos entender algunos puntos importantes con respecto al IVA. En primera instancia desde el punto de vista gubernamental, el aumento en la tasa indica una mayor recaudación, sin importar si el sector que consume es o no formal, es decir que lo que realmente importa es que la persona que vende esté dentro del sector formal para contribuir, pero no depende del consumidor final. En caso de verse mermado este ingreso lo que necesita el gobierno es recurrir a deuda pública.

En cuanto al efecto financiero en las empresas, un aumento en la tasa significaría una reducción del flujo mensual de efectivo para poder pagar los impuestos (considerando que no existe un efecto en los ingresos porque el IVA nunca forma parte de los mismos). Una consecuencia posible podría ser que las empresas al ver que los precios de sus insumos disminuyen podrían aumentar el precio de los bienes y aumentar sus márgenes de utilidad, que a su vez propicia que los demás oferentes tambien aumenten sus precios, lo cual en cuanto a margenes porcentuales puede provocar inflación.

Los consumidores teóricamente verán los precios con una reducción, esto propicia un aumento en el consumo y por ende una re-activación económica, sin embargo dependerá de los empresarios el mantener los precios bajos contemplando la reducción del IVA.

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