Existen en un mundo de dualidad ideal dos tipos de personas: los orientados a la bondad y los orientados a la maldad.
Los matices multicolor de la diversidad cognitiva y emocional dan pie a muchas facetas en los individuos. Si estuviéramos en una situación de vida o muerte, probablemente haríamos cosas que jamás imaginamos hacer con tal de lograr nuestro objetivo o proteger a quienes amamos, por lo tanto, ese elemento circunstancial lo llamaremos “momento de la verdad”.
Momento de la verdad
Este instante, es un periodo temporal en el que decidimos el rumbo que tomará nuestra vida. Es tener de frente al asesino y estar apuntando con un arma, sin embargo momentáneamente existe una lucha interior entre nuestros valores, principios, nuestra ambición por hacer justicia, saldar deudas amargas del pasado, en fin, encaminar nuestro destino hacia el bien o el mal. Este instante es una demostración de nuestra fortaleza mental, pero también de nuestra capacidad para afrontar problemas, encontrar alternativas de solución, y depende de muchos factores inmersos dentro de nuestra mente como puede ser nuestra educación, nuestra cultura, anécdotas del pasado, e incluso nuestras creencias.
Elementos de un fraude
Por tanto, ante este instante decisivo, se enumeran los elementos que se conjuntan en un equilibrio total para permitir que exista un fraude. que son la intención, el conocimiento y la oportunidad. La intención se refiere al motivo que impulsa a un individuo a tomar la decisión de realizar el fraude, desde robar un chocolate en la tienda de la esquina hasta el desvío de millones de dólares del erario público. La intención debe ser entonces un motivo egoísta, unilateral, perjudicial y negativo que, sin importar las leyes y normas que rigen a la sociedad, induce al ente fraudulento a cometer el acto. Una persona que decide realizar un fraude tiene una metodología de acción, un procedimiento sistemático, un protocolo definido previamente, es decir, se ha dado a la tarea de analizar procedimientos, estructuras de acción y otros detalles para conocer el momento, lugar y forma de realizar el fraude. Esto implica que la persona que realizará un fraude tiene conocimiento previo de la situación, por tanto la probabilidad de que sea un ente conocido para el defraudado es alta. Dadas estas circunstancias, lo que realiza este individuo es esperar el momento oportuno, es decir, la oportunidad real para realizar el acto. De esta manera estos tres elementos propician que exista un fraude.
Estamos entonces en el momento de la verdad y la persona decide ejecutar su plan. Ya ha esquematizado perfectamente durante probablemente meses o años la manera en la que lo ejecutará. Es muy probable que las personas que estén directamente involucradas con los procesos controlados lo detecten, por lo tanto solo pueden darse dos cuestiones: a) se contaba con los elementos necesarios para detectar el fraude, b) no se tenía un protocolo definido para detectar rompimientos en la estructura. Si logra realizar el fraude estando en el inciso “a”, lo llamaremos “complot”, que no es mas que la unión de nos o mas individuos para ejecutar un plan. Si logra realizar el fraude en el inciso “b”, lo llamaremos “error en el control interno”.
Detectar un complot no es fácil. Se necesita experiencia, controles internos efectivos y un nivel de análisis alto. Por ejemplo en los fraudes de tipo financiero, podemos evaluar cifras; en los fraudes de tipo operacional, podemos evaluar tiempos de efectividad; es decir, cada tipo de fraude se detecta de diferente manera y no existe una metodología única para llevarlo a cabo. El complot se detecta mediante la “conciliación de verdades”, que no es mas que un análisis de las respuestas que cada elemento del proceso indica. Por lo tanto, para llevar a cabo la detección de un complot se necesita de una persona que domine los procesos de la empresa, incorruptible y analítico. Por otro lado, los errores en los controles internos no están vinculados a la intención de varios individuos de ejecutar el fraude. En el caso de un complot podrían estar definidos los controles internos pero no estar siendo ejecutados. En caso de una falla en los controles internos se carece de un procedimiento que permita detectar si pueden haber fraudes, por ello este tipo de fraudes puede evitarse mediante el análisis de las políticas y procedimientos de las empresas.
Soluciones al fraude
Las dos maneras de realizar un fraude se pueden evitar considerando lo siguiente: a) tener elementos incorruptibles, b) contar con los controles internos asertivos. Por este motivo cobran relevancia los procedimientos de reclutamiento y selección de elementos, así como destinar un tiempo considerable a la evaluación de políticas y procedimientos de control, para de esta manera minimizar los medios y evitar que se conjunten tres elementos. Como podemos notar, el conocimiento va a generarse con el tiempo en cada elemento, y probablemente tengan las intenciones de realizar el fraude, sin embargo, teniendo elementos con valores, principios y los procedimientos de control interno adecuados, podemos evitar que existan fraudes. ¿Te parece un trabajo para Sherlock Holmes?