Cuando hablemos de “politizar” en este artículo, nos estaremos refiriendo al hecho de agregar un protocolo burocrático a cualquier situación. Por ejemplo, imagina que debes ir a Amsterdam desde Bruselas y requieres llegar oportunamente porque vas a dar un concierto de piano a las 8:00 p.m. Si lo que requieres es resolver con urgencia la situación, lo mas adecuado es que tomes el transporte que llegue mas rápido y con mayor seguridad, sin importar otra cosa mas que llegar a dar el concierto. Si “politizamos” esta situación se integran a la ecuación otras cuestiones que no tienen relación directa con la resolución del problema.
Agreguemos otros valores a la ecuación: si yo quiero que mis familiares se sientan tranquilos en mi viaje, le llamaré a mi madre para saber si le parece bien que viaje en metro o mejor en autobús; le marcaré a mi esposa para saber si le parece bien que yo pague un boleto mas barato o con un precio mas elevado; le voy a enviar un mensaje de texto al director de orquesta para preguntarle si tiene algún problema con el hecho de que viaje en metro o autobús; esperaré hasta el último momento posible para ver si puede bajar el precio del boleto si lo compro por internet, etc. Al final realizaré tantos pasos previos a la ejecución de la compra que probablemente ya no alcance comprar ninguno de los dos boletos y correré el riesgo de no llegar al concierto.
La politización del COVID19.
Dejando en claro el término “politizar”, revisemos ahora los factores que contravienen a la resolución de la pandemia. Si bien sabemos que la OMS ha emitido una serie de recomendaciones para los países con la intención de que se sumen a los protocolos mundiales para evitar una mayor cantidad de contagios, han existido mandatarios que no han seguido todas las recomendaciones al pie de la letra o con la inmediatez requerida y eso tiene un efecto en el número de contagios.
El hecho de evitar politizar los asuntos de salud es importante. Podemos observar que con la politización cada mandatario justifica sus decisiones y propone ideas que en ocasiones no son objetivas (por ejemplo proponer inyectarse sanitizante). Buscan de una manera hacer notar que sus ideas, decisiones, propuestas y soluciones son las mas adecuadas, cuando lo que realmente es mas adecuado es realizar lo que va acorde a los lineamientos que dictamina la ciencia.
Cuando tenemos de frente una contingencia, no deben politizarse los procesos en su aplicación, ya que la solución requerida es inmediata. Por tanto el burocratizar la toma de decisiones puede llevar a dos efectos: por un lado no se toman las medidas mas convenientes y por otro las medidas pueden tomarse de una manera tardía. Es evidente que de no existir formas de gobierno distintas, muchos problemas podrían culminar, sin embargo cada país tiene el derecho soberano para poder decidir sobre sus asuntos.
Paradigma de una decisión, economía vs salud.
El objetivo de cada país es velar por el bienestar de sus ciudadanos, esto implica contemplar desde todos los ámbitos los efectos posibles, por un lado tenemos un freno a las actividades económicas que implica una recesión y por otro los efectos colaterales de permitir la movilidad. Este es el paradigma de una pandemia, el tener que decidir a que darle prioridad, ya que el hecho de frenar la actividad económica puede traer daños muy severos como el desempleo, que se transforma en inseguridad y posteriormente puede colapsar el sistema de seguridad, transformándose en una guerra civil. Al final parece ser que la decisión mas difícil de los gobiernos es determinar una ecuación que permita encontrar un equilibrio entre ambos factores.
Precisamente por estas circunstancias es que los ciudadanos deben apoyar para generar bienestar. La única manera de poder generar ese bienestar es que los ciudadanos estén informados, conozcan la situación y apoyen a su gobierno para cumplir las medidas sanitarias y a su vez generar una recuperación temprana en las actividades económicas.